El sentimiento de pertenencia, saber que formamos parte de algo o alguien también favorece nuestra salud psicológica. Porque todos necesitamos esas raíces que nos devuelven a un lugar especial, a una persona o a una familia. El sentimiento de pertenencia nos da raíces y una base emocional indiscutible. Todos necesitamos sentirnos parte de grupos o entornos más grandes, relevantes en la vida de otras personas e incluso significativos para un lugar concreto.

Pertenecer es una necesidad subjetiva con la necesidad innata de crear conexiones, vínculos, ya que son un conjunto de estados mentales y emocionales que surgen al compartir con alguien unas mismas experiencias, valores, metas, anhelos… Asimismo, esta dimensión es como esa luz interna que nos alumbra en casi cualquier circunstancia.

Ese vínculo emocional valida lo que somos, nos hacen sentir bien, nos dan afecto y seguridad. Ese sentido de pertenencia en medio del silencio y la meditación, nos conduce a descubrir el sentido de pertenencia al Dios que llevamos por dentro, la luz divina que nos guía.