Todos queremos tener mayor confianza en nosotros mismos, pero no siempre lo logramos. La confianza en uno mismo no es una cualidad que despierta un día porque sí y por sí misma, sino que se construye con el tiempo y requiere trabajo. Los sentimientos de indignidad, las humillaciones o los miedos a los que todos, unos más y otros menos, nos vemos sometidos desde la infancia no nos lo ponen fácil. Pero nunca es tarde para empezar a construir, aunque haya que poner la primera piedra.

Como dice José María Doria: “En el fondo de nosotros mismos, sabemos muy bien que la vida tiene sentido tanto en la incertidumbre, como en la certeza.” Ese sentido lo encontramos cuando escuchamos nuestra voz interior, escuchamos el amor que tanto ansiamos, escuchamos al Dios/amor que llevamos dentro.

Cree en ti como un ser original que eres. Compararnos con los demás solo lleva a lastimar la confianza en uno mismo. Fomenta la bondad, la ternura, la aceptación, el perdón contigo mismo, y recuerda que Dios nos ha creado “únicos e irrepetibles”, ni mejor ni peor que los demás, cada uno tenemos un sello muy especial esa es tu chispa divina, ¡Déjala brillar!