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LLEVAR EL MIEDO A LA ACCIÓN

El primer paso es llevar el miedo a la acción que nos pide, que es protegernos. El miedo que se mantiene en el tiempo puede aumentar su intensidad y convertirse en pánico. El pánico nos bloquea, nos hace sentir que no podemos hacer nada ante una situación muy amenazante, nos deja temblorosos y ansiosos y nos acelera el ritmo en la respiración y en los latidos del corazón

Devolverle la dignidad a la emoción del miedo, es poderlo sentir, observar y aceptar su mensaje de protección. La buena noticia es que podemos reducir nuestro miedo y pánico por medio de la respiración calmada y consciente.

Para no responder de manera instintiva ante ese estímulo que me provocó en miedo, necesitamos hacer una pausa y respirar de forma abdominal, con calma cuando estamos estresados, ansiosos, tenemos miedo o pánico, ya que es la mejor manera de regular la respuesta de estrés de nuestro cuerpo.

Este espacio y momento que has creado, te permite conectar de nuevo contigo mismo… Observa tu cuerpo y tu mente… Su actividad habitual… Su diálogo interno… Deja que las cosas vayan a su propio ritmo… Recuerda volver a las sensaciones de tu  respiración cuando te distraes en tus pensamientos o emociones… Fluye con el aire que inhalas y exhalas de tu cuerpo…

OBSERVAR LA RESPUESTA: Es poder transformar ese diálogo interno de crítica y menosprecio en un diálogo compasivo que escucha la necesidad de trabajar en más recursos internos. Esto se logra al observar nuestros pensamientos con mayor compasión, una sensación de calma para decidir cómo actuar y proteger desde el amor.