Dar gracias por las pequeñas y grandes cosas de la vida es como abrir la puerta e ir más allá de las emociones, de los pensamientos de nosotros mismos, y entrar en el mundo de la dimensión espiritual.

Las personas vivimos gran parte de nuestro día en el camino más objetivo y racional, en el pasado en donde se generan pensamientos de rencores, envidias, carencias, frustraciones por expectativas no alcanzadas. Por ello creemos que el camino para escuchar los deseos profundos de nuestro corazón, es muy difícil por lo que nos permitimos experimentar lo que nos dice Lao-Tse : «El agradecimiento es la memoria del corazón.» ¿Cómo podemos entonces activar esa memoria del corazón?

Vivir la vida sin sorpresas es como estar dormido despierto, estar sonámbulo en medio de la rutina. Abre tus ojos y déjate sorprender, haz cosas diferentes, recupera la flexibilidad de la vida y sal de la rutina de éstos días. Déjate sorprender por esos detalles tuyos que no conocías, déjate sorprender por esas cosas que no esperabas de tu hermano, de tus hijos, de tus amigos, de la vida, que están llenos de bondad, de ternura, de sencillez, de risas, que la vida misma y DIOS te dan a cada momento en forma de detalles y simplemente di: GRACIAS A LA VIDA… QUE ME HA DADO TANTO….